POEMAS



DEJANDO EL MIEDO
Ya la hoja de tu espada
desciende por mi columna,
ya la zarpa de tus dedos
tantean mi cuello débil.
Tu voz ronca que se expande
cercando mi periferia,
tus ojos feroces causando
espasmos en mis entrañas.
Mi boca queda lívida
y mis manos se inhiben.
Hoy he subido un escalón
sobre el miedo y lo he vencido,
y ya no pongo otra mejilla
para que estampes veneno.

LA POESÍA NO TIENE DUEÑO

Guardé el lápiz de mis versos
en un cuarto sin ventanas
y llorando me gritaba:
¡Déjame usar mis alas!
-Yo soy tu dueña y señora
y refrenaré tu anhelo,
será el día que yo quiera
cuando despliegues el vuelo.

Atravesó las paredes
y sobrevoló el tejado.
La poesía no tiene dueño,
ni és un pájaro enjaulado.




DETRAS DEL CINCO

Después de llegar al cinco
se desbocan los caballos
derechos a un acabose.

Galopan ya sin pausa
para hundirse en el lago
que traga y no se llena.
Con cierto temor quiero sujetar las bridas
que casi no responden,
pobres víctimas de la fuerza de sus amos
que los han subyugado.
Ahora es un estorbo ese pesado lastre
que le cargamos detrás al tres y al cuatro,
molesta lo que entorpece al desplazarse.
En mis venas necesito Helio puro.

Quiero ser oropéndola
llevada por cálida corriente de aire.

Ellos siguen al galope,
convierten en flashes día luna y noche sol.
Llevan puestas antojeras.
Ensimismados para lograr su meta
no me queda otro remedio que seguirles,
hacer su sudor el mío,
sus relinchos mi propia voz,
sus cascos marcan mis huellas
mi vértigo su estampida,
su brío la oportunidad
de mi última empalizada.
¿Qué ha excitado tanto a los corceles rojos?
¿Quién propicia su estampida sin aviso?

Quisiera ser transportada
sobre las alas de una mariposa blanca.

Asoma ya la fría y oscura dama
que lleva renovados faldones negros,
y por su sonrisa de vieja cínica
se sabe que carga una encomienda cierta.
¡Seguid rayos sin tormenta!
Que reluce una guadaña.
Corred, corred mis corceles,
que su astucia nos alcanza.



DI MUJER

Mujer de sano sentir
que llevas pesado lastre
colocado por el hombre
que dice tanto amarte.
Con su amor te mima,
con besos te peina
pero nunca pienses
tu pensar le afecta.
Sigue siendo piel,
refugio, gruta inmensa.
Todo así está bien,
así todo rueda.
¡Que piensen las otras!
Las frías, las necias,
las no femeninas,
las feas, las viejas.
Pero dí..., mujer
si sólo eres cuerpo
si sólo eres ojos
si sólo silencio
quizás te condenes
a ser humo y viento.
Jarrón decorando
sombra persiguiendo
ansia adormecida
en un rincón del tiempo.
Si sólo eres curvas
y melena al viento,
flor en la solapa
y carencia de verbo
geranio en un tiesto,
anillo en un dedo,
en la mesa un plato
o en la cama un muerto.
Dí... mujer ¿qué eres?
¿Dónde tu talento?



PLENITUD QUIERO

Ven
a fundirte
en mis ojos de amante,
a reír
con mi risa de amiga
a cantar
mis canciones de socia
a mecerte
en mis brazos de madre.
En privado griterío
en público secreto,
a la sombra;
al sol.
Ven ,
que así te quiero.




MOMENTO CRUCIAL

En las postrimerías de la blancura
cuando no se calcula tarde ni mañana,
estuvieron muy alegres las palabras
como sustancia inductora de los hechos.

Materia y luz que son primicia de un cuerpo,
amor y logro concluyen un elemento.

Modelar un perímetro en la sombra
tiene justificación notable,
desprenderse del soplo preciso
de tan vigoroso aliento.

Y fuimos grandes…
pero ahora somos un suspiro
que se oculta tras un velo sacro
cada vez mas denso,
cada vez más bruno.

NOCHE NOCHE
¡Calla noche!
Enmudece,
que la luz campanillea.
Ya dormí bastante,
déjame resucitar
entre silencios.

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