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sábado

ENTRE AMIGOS ( Cartas)


CARTA
Amigo mío;
Me gustaría pasear contigo una mañana por la ribera del río, contarte uno de esos cuentos de la Alhambra o de la Alcazaba en los que el amor es imposible, un  cuento con fondo de verdad en el que una niña mora se enamora de un joven cristiano y sus padres la encierran a ella en un torreón. Donde se cuenta que ella riega con sus lágrimas las adelfas del jardín, mientras pasea acompañada de sus cuidadoras. Quisiera explicarte cómo la leyenda relata que los pétalos de las flores se convierten en finas láminas de cristal y los pistilos se convierten en unas peculiares perlas negras.Historias estas en las que el viento se hace cómplice y lleva a los oídos del ser amado el lamento de amor de la niña. Él sangra de dolor porque sólo una amarga lejanía le queda de ella, aunque su mirada, de ojos negros clavada en sus propia pupilas, le renueven sus entrañas y le parte el alma en dos sólo al recordarla. Ella mira la luna desde la celosía y ve el rostro de su amado reflejado en ella, habla con la luna y esta le contesta, le asegura que el dueño de su amor muere por verla, que le espera compungido durante las noches enteras, velando tras la ventana, esperando el milagro de encontrarse de nuevo aunque sea con sus ojos.Ya sé, amigo mío que este tipo de literatura no es de tu total agrado porque eres un hombre algo pragmático, no obstante, no estaría nada mal que en esta ocasión fueses tú el que me hicieras de soporte con tus atentos oídos. Sí, no estaría nada mal que en esta ocasión me escucharas con atención. Nada tienes que perder y sí mucho que ganar, quizás tu corazón se abra un poco al romanticismo y al amor, a la posibilidad de que seas preso de una pasión mora.
Solamente espero de ti una confirmación, jamás tu negativa.

Te abraza tu leal amigo


RESPUESTA
Amigo mío,
No deja de ser interesante ese relato tuyo de moras y cristianos con el que argumentas tu deseo de que yo encuentre el amor. Veo con asombro que tu estancia en esa ciudad te ha trastocado un poco la cordura. Siempre he valorado en ti aquella destreza con que asumías las matemáticas y te aburrían las letras y ahora me vienes con cuentitos románticos. Tengo la leve sospecha, confirma tú o desmiente, de que alguna mujer, no tan mora, te ha robado algo, me temo que el corazón. No hay nada que me gustaría más que dar un paseo contigo por la orilla del río, sí, y tomarnos después juntos unas cervezas. Tu ya sabes donde.El que no me guste la literatura romántica no quiere decir que no lo sea, que no caiga un día rendido a los pies de una bonita hembra y que me enamore perdidamente hasta el punto de regalarle un anillo y casarme con ella. Si eso es pragmatismo, pues soy pragmático.
En correspondencia a tu oferta me gustaría pasear contigo por la bahía, pisando la arena y retomando los planes que iniciamos sobre unas vacaciones en las Américas. Conocer ciudades y culturas diferentes, razas y gente nueva. Te dejo escoger norte o sur.
Tampoco espero un no como respuesta.

Cordialmente, tu amigo siempre.