sábado
🟠VALE LA PENA
Me he sentado a esperarte una vez más, pero no llegas. He abierto mi ventana con el ánimo de ver aproximarse tu silueta erguida y cortando aire, pero la calle, infinitamente larga se muestra sola y oscura. Intento pensar en algo positivo pero me abandona por momentos la cordura ante la presencia de esa emoción que me derrota. Cual gato enjaulado presiento el caos del sentimiento, el vértigo de la locura. Pesadilla de mis noches, eso es todo, porque unos finos dedos se deslizan por mi piel y unos cálidos labios están sellando mi boca que enmudece, el torrente de amapolas se manifiesta en latidos de fuego, en llamaradas de vida. Valió la pena esperarte.
jueves
MAS QUE LA NOCHE
La luna brilla luciendo plena esta noche de serenidad y quietud, una pequeña nube en la que se refleja su luz, parece ofrecerse de colchón para que se eche, van viajando juntas por un rato hasta que la nubecilla se transforma en un fino cordón blanco que se desintegra.
Una hilera de altas farolas perfilan la más ancha avenida de la ciudad y cientos de otras menos potentes en potencia conforman calles y plazas al iluminarlas en esta noche de verano. Las grúas de un complejo de viviendas en construcción tienen sus pilotos de advertencia encendidas, parecen estrellas en el fondo del horizonte urbano cuando entorno los ojos. Se oye un ruido de motores de fondo por la proximidad de una vía principal, es una especie de sonido sordo indistinto que molesta aturdiendo el pensamiento, haciendo un tanto difícil la meditación. Dicen que el ruido de las grandes ciudades daña los oídos mermando la capacidad auditiva, que altera el sistema nervioso haciéndonos más agresivos y torpes, hasta puedes afectar un feto que esté dentro del vientre de la madre la acelerar su ritmo cardiaco. Entre las ciudades más ruidosas está Tokio, México D F, Calcuta...muchas ciudades españolas han pasado ya el nivel de decibelios permitido como aceptable en el país.
El sopor de la noche se ve aliviado por una ráfaga de aire fresco que hace vibrar las hojas del ficus que crece en la terraza justo a mis espaldas. Me giro para poder verlas mejor y veo brillar sobre ellas la luz blanca lunar. ¡Qué verdes! ¡Qué salud tienen! El canario, sin cabeza a estas horas, forma una imagen compacta y extraña con el palo de la jaula, el perro no para de provocarme a las caricias con el hocico restregándome su fría nariz sobre mis manos, me las busca como si fuesen comida sólo para que le acaricie la cabeza, es muy listo, sabe que siempre lo consigue, que me blandea. Es una noche de mucho calor, de esas que la humedad es alta porque el viento trae los efluvios del mar, puede que la humedad sea esta noche del 80%.
Me pregunto... ¿Qué pasará en estos momentos por la mente de tantas y tantas personas que existen? ¿Cómo encajarán sus penas y alegrías? En el otro hemisferio ahora están es invierno y de día en el bullir cotidiano. Escribo esto para dejar constancia de que he vivido, que he saboreado el aquí ahora y cada sorbo del tiempo. Mañana, a la luz del día las cosas parecerán nuevas y distintas. Ave noche.
martes
LOS NIÑOS JUEGAN
Los niños juegan a los juegos de siempre para ausentarse del presente oscuro que los envuelve, para alejarse del momento y el dato siniestro. Juegan, inmersos en sus sueños y sin temer al fuego que pudiera abrasarlos, con el fuego mismo juegan absortos.
Los niños juegan como siempre, a la orilla de un río, sin ver la corriente que puede arrastrarles y sin oler el peligro del veneno, juegan al lado de la serpiente. Para los niños, todo es como un juego que los adultos no entienden y por eso no quieren jugar con ellos, por eso los juegos de los adultos no les hacen gracia, porque son muy feos y les hacen daño, porque son juegos de hambre, guerra y poder que los desarraiga de su tierra. Quién va a pagar un día por tanto juego dañino, por tanto sueño roto, por tanta risa ahogada y tanta violencia inútil.
Los niños quieren jugar al mismo juego de siempre, al juego bendito de la inocencia.
Los niños juegan como siempre, a la orilla de un río, sin ver la corriente que puede arrastrarles y sin oler el peligro del veneno, juegan al lado de la serpiente. Para los niños, todo es como un juego que los adultos no entienden y por eso no quieren jugar con ellos, por eso los juegos de los adultos no les hacen gracia, porque son muy feos y les hacen daño, porque son juegos de hambre, guerra y poder que los desarraiga de su tierra. Quién va a pagar un día por tanto juego dañino, por tanto sueño roto, por tanta risa ahogada y tanta violencia inútil.
Los niños quieren jugar al mismo juego de siempre, al juego bendito de la inocencia.
viernes
EL ÁRBOL
A pesar de lo duro de los días y lo agitado de los vientos, el árbol se balancea pero sus fuertes raíces siguen intactas, le acosa la tempestad pero sigue alzado como una torre de piedra hacia el cielo, lo moja la lluvia persistente resbalando por hojas y tronco pero no lo desploma porque una sabia especialmente fuerte lo alimenta.
A soportado el calor abrasador, el frío intenso, las duras heladas, la oscuridad de la noche, la soledad del invierno. Y ahí está dando su producto, sus hojitas tiernas, sus flores bonitas, sus frutos tersos y su semilla nueva. Ni el tiempo, ni el contratiempo son nada para el árbol cuyas raíces están profundamente clavadas en las entrañas de una buena tierra.
Un buen árbol se valora aún después de ser cortado, porque los buenos también son cortados. Si el produjo buenas semillas durante el tiempo que vivió, semillas que quedan tras él. También su leña calienta a muchos aún después de ser cortado.
Las rugosidades de su corteza muestran que no se rindió a la primera prueba del tiempo, que resistió a muchos embates molestos, que cada día fue una lucha por la vida. Su corte radial muestra en cada uno de sus anillos lo vivido, lo que dieron de si todos sus tiempos disfrutados. Aunque un árbol bueno caiga siempre le queda la esperanza de sus brotes nuevos junto a su tocón.
martes
CONFESIONES
Mi gran Rey, en tu compañía las lágrimas suelen ser menos frecuentes, la oscuridad menos temida, el miedo menos paralizante y la soledad más fructífera. Cada vez vibra más auténtico el amor ágape, y se desarrolla más profundo y va arraigándose el sentimiento de lo impersonal, el sentimiento de la dilución del propio ser para ser parte de tu creación, para ser de verdad barro en tus manos, para sentirme de verdad parte integrante del obrar de tu fuerza. No es nada fácil con tanta apelación al ego, con tanta flauta encantando a nuestros heredados ratones del egoísmo, con tanto ególatra en su pedestal. Sólo mirando tu gran paciencia he adquirido paciencia, sólo sabiendo de tu amor pude ensanchar mi amor y, aunque te llamo Rey, porque lo eres, también te llamo Padre porque me lo has demostrado desde que existo delante de tus ojos. Porque tu cuidado hacia mi diminuta persona es constante y todas mis necesidades cubres a su propio tiempo.
Mis interrogantes duran lo que tardan en llegar a tus oídos y las respuestas siempre son satisfactorias. Me instruyes de una forma magistral, ocasionalmente y de continuo, con una disciplina deseable, usando palabras de verdadero maestro para redireccionar cualquier mal paso en mi camino. No hay duda de que, como amigo, eres muy entrañable, muy cercano y hospitalario, el amigo verdadero que no te deja en tiempos de dificultad ni se avergüenza de tus imperfecciones sino que las comprende y te ayuda mientras las superas. Qué alegría sentir tu sonrisa cómplice, tu poder más allá de lo normal y tu paz que supera todo entendimiento. Cuanto más cerca estoy de ti, menos importante me parece mi dolor ante la injusticia, de tu humildad aprendo a ser humilde porque tu ejemplo es abrumador en este sentido, porque no haces alardes de tu poder ante los débiles, ni te mofas de los caídos que piden levantarse. Tú eres el que suplica por favor, el que advierte una y mil veces al que anda en el mal camino, para que rectifique y llegue al buen destino. Y hay tal nube compañeros de viaje, de colaboradores de propósito, que siempre hay alguno hablándome al oído, tanto como si voy mal como si voy bien, unas veces para corrección y otras para encomio, tanto si son de este siglo como de siglos pasados.
(II)
Padre mío, desde el inicio de tus creaciones tu poder y sabiduría son manifiestos, son evidentes y fueron imprescindibles para llevar a cabo tal proeza de diseño y fundamentación de materiales. Esto no admite discusiones en las que la mente humana, con sus infinitas limitaciones, no salga abrumada y desconcertada. Es por este motivo que busca el hombre toda clase de excusas y argucias para no encontrarse contigo y tu grandeza, para anularte del pensamiento como autor indiscutible, aunque les sea vital seguir disfrutando del compuesto del aire que tú has diseñado para la subsistencia.
Acostumbrado como el humano está ha ser acaparador de cosas que a la postre le esclavizan, le cuesta comprender que tantas cosas le hayan sido dadas para su bien,sin contrapartida. Sin embargo el hecho es evidente; todos, sin excepción, tenemos a nuestra disposición los elementos para nuestra supervivencia. Pero ahora aparece en su esplendor la mezquindad humana de adueñarse de los medios de subsistencia de sus iguales, de apresar o hacerse los manipuladores de la vida de otros humanos y de sus proles. Nada que objetar a tu abrumador surtido de provisiones, a la abundancia de exquisiteces, pero un sí a la reprobación absoluta del exacerbado egoísmo de los que, en nombre propio se arrogan todo tipo de derechos.
Y en cuanto a la justicia se refiere, no hay mayor injusticia que no ser agradecidos, de no devolver ni las gracias a quién tanto nos dio. Por lo tanto te suplico que perdones mis descuidos y refines mis contenidos no sea que me vuelva tan insensible como una piedra del arroyo.
Mis interrogantes duran lo que tardan en llegar a tus oídos y las respuestas siempre son satisfactorias. Me instruyes de una forma magistral, ocasionalmente y de continuo, con una disciplina deseable, usando palabras de verdadero maestro para redireccionar cualquier mal paso en mi camino. No hay duda de que, como amigo, eres muy entrañable, muy cercano y hospitalario, el amigo verdadero que no te deja en tiempos de dificultad ni se avergüenza de tus imperfecciones sino que las comprende y te ayuda mientras las superas. Qué alegría sentir tu sonrisa cómplice, tu poder más allá de lo normal y tu paz que supera todo entendimiento. Cuanto más cerca estoy de ti, menos importante me parece mi dolor ante la injusticia, de tu humildad aprendo a ser humilde porque tu ejemplo es abrumador en este sentido, porque no haces alardes de tu poder ante los débiles, ni te mofas de los caídos que piden levantarse. Tú eres el que suplica por favor, el que advierte una y mil veces al que anda en el mal camino, para que rectifique y llegue al buen destino. Y hay tal nube compañeros de viaje, de colaboradores de propósito, que siempre hay alguno hablándome al oído, tanto como si voy mal como si voy bien, unas veces para corrección y otras para encomio, tanto si son de este siglo como de siglos pasados.
(II)
Padre mío, desde el inicio de tus creaciones tu poder y sabiduría son manifiestos, son evidentes y fueron imprescindibles para llevar a cabo tal proeza de diseño y fundamentación de materiales. Esto no admite discusiones en las que la mente humana, con sus infinitas limitaciones, no salga abrumada y desconcertada. Es por este motivo que busca el hombre toda clase de excusas y argucias para no encontrarse contigo y tu grandeza, para anularte del pensamiento como autor indiscutible, aunque les sea vital seguir disfrutando del compuesto del aire que tú has diseñado para la subsistencia.
Acostumbrado como el humano está ha ser acaparador de cosas que a la postre le esclavizan, le cuesta comprender que tantas cosas le hayan sido dadas para su bien,sin contrapartida. Sin embargo el hecho es evidente; todos, sin excepción, tenemos a nuestra disposición los elementos para nuestra supervivencia. Pero ahora aparece en su esplendor la mezquindad humana de adueñarse de los medios de subsistencia de sus iguales, de apresar o hacerse los manipuladores de la vida de otros humanos y de sus proles. Nada que objetar a tu abrumador surtido de provisiones, a la abundancia de exquisiteces, pero un sí a la reprobación absoluta del exacerbado egoísmo de los que, en nombre propio se arrogan todo tipo de derechos.
Y en cuanto a la justicia se refiere, no hay mayor injusticia que no ser agradecidos, de no devolver ni las gracias a quién tanto nos dio. Por lo tanto te suplico que perdones mis descuidos y refines mis contenidos no sea que me vuelva tan insensible como una piedra del arroyo.
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