martes

LOS NIÑOS JUEGAN

Los niños juegan a los juegos de siempre para ausentarse del presente oscuro que los envuelve, para alejarse del momento y el dato siniestro. Juegan, inmersos en sus sueños y sin temer al fuego que pudiera abrasarlos, con el fuego mismo juegan absortos.
Los niños juegan como siempre, a la orilla de un río, sin ver la corriente que puede arrastrarles y sin oler el peligro del veneno, juegan al lado de la serpiente. Para los niños, todo es como un juego que los adultos no entienden y por eso no quieren jugar con ellos, por eso los juegos de los adultos no les hacen gracia, porque son muy feos y les hacen daño, porque son juegos de hambre, guerra y poder que los desarraiga de su tierra. Quién va a pagar un día por tanto juego dañino, por tanto sueño roto, por tanta risa ahogada y tanta violencia inútil.
Los niños quieren jugar al mismo juego de siempre, al juego bendito de la inocencia.

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