jueves

MAS QUE LA NOCHE


La luna brilla luciendo plena esta noche de serenidad y quietud, una pequeña nube en la que se refleja su luz, parece ofrecerse de colchón para que se eche, van viajando juntas por un rato hasta que la nubecilla se transforma en un fino cordón blanco que se desintegra.
Una hilera de altas farolas perfilan la más ancha avenida de la ciudad y cientos de otras menos potentes en potencia conforman calles y plazas al iluminarlas en esta noche de verano. Las grúas de un complejo de viviendas en construcción tienen sus pilotos de advertencia encendidas, parecen estrellas en el fondo del horizonte urbano cuando entorno los ojos. Se oye un ruido de motores de fondo por la proximidad de una vía principal, es una especie de sonido sordo indistinto que molesta aturdiendo el pensamiento, haciendo un tanto difícil la meditación. Dicen que el ruido de las grandes ciudades daña los oídos mermando la capacidad auditiva, que altera el sistema nervioso haciéndonos más agresivos y torpes, hasta puedes afectar un feto que esté dentro del vientre de la madre la acelerar su ritmo cardiaco. Entre las ciudades más ruidosas está Tokio, México D F, Calcuta...muchas ciudades españolas han pasado ya el nivel de decibelios permitido como aceptable en el país.
El sopor de la noche se ve aliviado por una ráfaga de aire fresco que hace vibrar las hojas del ficus que crece en la terraza justo a mis espaldas. Me giro para poder verlas mejor y veo brillar sobre ellas la luz blanca lunar. ¡Qué verdes! ¡Qué salud tienen! El canario, sin cabeza a estas horas, forma una imagen compacta y extraña con el palo de la jaula, el perro no para de provocarme a las caricias con el hocico restregándome su fría nariz sobre mis manos, me las busca como si fuesen comida sólo para que le acaricie la cabeza, es muy listo, sabe que siempre lo consigue, que me blandea. Es una noche de mucho calor, de esas que la humedad es alta porque el viento trae los efluvios del mar, puede que la humedad sea esta noche del 80%.
Me pregunto... ¿Qué pasará en estos momentos por la mente de tantas y tantas personas que existen? ¿Cómo encajarán sus penas y alegrías? En el otro hemisferio ahora están es invierno y de día en el bullir cotidiano. Escribo esto para dejar constancia de que he vivido, que he saboreado el aquí ahora y cada sorbo del tiempo. Mañana, a la luz del día las cosas parecerán nuevas y distintas. Ave noche.

No hay comentarios: