miércoles

※SINTETIZANDO





🤍Lo mejor de la lectura es
deleitarse con algo bello.








Decidí,
por mi cuenta y riesgo
aprender a leer
principalmente entre líneas.

Con cierta sorpresa entendí
que tanto grosor en un libro
contiene una sola idea madre.
Que el placer por leer
no es el mismo
que el placer de entender,
que la luz de las letras
viene precedida de humildad,
de esa apertura ancha a la emoción
que anhela concordia interna.

Aprendí,
que la infinita producción
de palabras encuadernadas,
aunque lleva dolor consigo,
identifica el espíritu del hombre;
le libera de algunos miedos
y le atrapa en muchas libertades.

Que el genio es con frecuencia
un tierno frustrado que vuela,
un danzarín oportunista en la feria
que se marca un tango con la noche
y un Hip-Hop con la mañana.
Delincuencia con todos los atenuantes.

Propongo,
que sigamos asignando nombre
a los clavos de nuestros deseos,
enquistando el incómodo forúnculo
de nuestros deberes varios.
Invertir el sentido de giro
de las agujas del reloj
hasta llegar al hipotético
y regresivo punto cero,
ese cálido útero de una madre
que nos arropó en su vientre.

Concluyo,
que nuestros árboles primeros
nunca nos impiden ver el bosque,
que cada pájaro de nuestro azul
tuvo nido en nuestro negro,
que cada hoja del calendario
puede ser riqueza, o miseria,
que las flores de este prado son
semillas llegadas de otro desierto
y, el verdor de este presente,
sequedad de aquel estío.

Mis ojos,
como primer conducto al corazón
quieren alimentarse de belleza,
mis oídos agudizados comienzan a gustar
de sibaritas conversaciones
que refrescan y avivan mi alma.

Sé que desde hoy no leeré en diagonal,
comenzando en cada primera mayúscula
hasta llegar a cada famoso punto final.
Se lo debo a quien escribe.

Barcelona 2002

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