domingo

🟡LA OBEDIENCIA


Dicen que los hijos se parecen a los padres, y dicen bien pues, por la ley de la genética, la mayoría de los humanos nos parecemos en nuestras inclinaciones y apariencia a nuestros padres carnales primigenios, Adán y Eva.
Controversias aparte, esta es una gran realidad. Lo que la mayoría de las personas obvian es que la mismísima esencia humana tiene el principal parecido y la semejanza a su diseñador único, que a la vez es su padre, que causó su nacimiento, Jehová Dios. No olvidar que Dios estaba antes que los humanos y que existimos porque él hizo posible esa realidad.
Mientras que el parecido humano es impuesto por la ley de la herencia, el parecido divino es de libre elección pues Jehová ha decidido en amor y justicia que nos parezcamos a él mediante el uso del libre albedrío. Uno debe de decidir, sin presión de ningún tipo, si obedece las pautas de un padre divino o de los humanos en rebeldía.
La cuestión es que nuestros padres humanos han sido mediatizados por un agente externo, por un tercero que entra en discordia y en oposición a ese padre que causó nuestro nacimiento para que fuésemos felices. La manera que estamos hechos nosotros mismos,  y todo a nuestro alrededor demuestra que ese es el auténtico propósito de Dios, nuestra felicidad.
Si analizamos las extrañas filosofías aplicadas, las religiones opresivas, las gobernaciones endiosadas y todo tipo de dominio que el agente rebelde ha introducido en la humanidad, todos estamos ante la realidad más simple y básica: a quién escogeremos obedecer. No olvidar que nuestro libre albedrío, nadie, nadie nos lo puede quitar. Aunque nos ataran con mil cuerdas y nos encerraran tras mil cerrojos y puertas, nuestra libertad de escoger a quien obedecer seguiría intacta. He aquí la supremacía de lo divino pues no hay nada superior a nuestra libertad de escoger.
Para ilustrar nuestra libertad de obediencia es comparable a la obediencia o no a las leyes de tráfico. Esas leyes han sido diseñadas por expertos en la materia para una protección y beneficio de todos pero, si alguien malintencionado pervierte esas normas y consigue que dejemos de respetarlas, las consecuencias no se haran esperar y tendremos que sufrirlas. Así está el mundo, sufriendo las consecuencias de elegir una opción equivocada, inducida por ese agente ególatra y  perverso, una opción rebelde y perjudicial para los humanos y su propia descendencia.
Todo está en la cuestión de la obediencia, de nuestra elección al obedecer.

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