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jueves

SER HUMILDES

Si alguien me hubiera hablado de la humildad
yo le habría apartado de mí;
si alguien me la hubiese traído,
yo la hubiese rechazado,
pero yo mismo la he encontrado,
y por eso quiero conservarla.

Oscar wilde ( De profundis)

Siempre he pensado que la realidad no debe de confundirse con la ficción hasta el punto de confundirnos con las propias creaciones, aunque seguro que algo de nosotros habrá en cada una de ellas. Cuando era muy pequeña me gustaba disfrazarme y emular todo tipo de personajes disfrutando de ello arrastrada por mi imaginación, pero no hasta el punto de no oír la voz de algún adulto cuando me llamaban la atención dándome alguna de sus ordenes sentenciosas. Que las obedeciera o no con más o menos premura a sus reclamos ya es otro tema, pero las escuchaba y tomaba nota de ellas.
El estudio y la meditación me han llevado a afirmarme en esta idea de no confundir una cosa con otra, para ello observo muchas veces la propia naturaleza en la que nunca el efecto puede ser la causa. Los efectos de un huracán no son el propio fenómeno meteorológico que los produce, así, mis poemas o escritos no son yo, sino algunos de los efectos de mi existir y por lo tanto así han de verse. Esto ayuda a no juzgar a las personas por algunos de sus actos pues nunca sabemos concretamente qué los motivó, de hecho no es sensato juzgar a nadie y procuro personalmente no hacerlo aunque sí condeno sin dudarlo un momento los hechos abominables o execrables. Muchas veces nos puede servir de guía tan sólo pensar qué ocurriría si todos actuásemos de una determinada manera, por ejemplo si todos fuésemos asesinos o ladrones, o mentirosos compulsivos, o violadores, o traidores, y así sucesivamente. ¿En que clase de mundo viviríamos entonces? Por suerte una gran mayoría de personas no son así.
Medito a veces en escritores de renombre que motivaron a otros en ciertos temas, que despertaron conciencias pero que con su proceder personal mostraron que ellos mismos no pudieron asimilar sus propias ideas de manera practica quedando así manifiesta su debilidad humana y su falta de coherencia o sabiduría. Cayeron en las mismas cosas que tanto criticaron, se introdujeron en la misma esclavitud o similar que denunciaron y hasta más. Intento distinguir la causa de ése proceder de incoherencia y parece que es meramente humana. Por el deseo de libertad absoluta que a muchos humanos cautiva los conduce a ir más allá de toda lógica o naturaleza de las cosas cosechando consecuencias adversas a las buscadas.
Y es que no es lógico ni razonable vivir sin límites, de la propia naturaleza podemos aprender también. ¿Qué sería la célula sin membrana celular? ¿Qué sería la tierra sin su atmósfera? Y en cuanto a simples inventos humanos ¿Qué función tendrá un tornillo si nos pasamos de la última rosca con la tuerca? Si observamos cosas más complejas como una nave espacial ¿qué ocurre si se sobrepasan los límites y niveles adecuados o se comete un error de cálculo?
Ya todos sabemos lo que pasa, porque ha pasado antes en otro ocasión.
De todos los seres que habitan la Tierra, el humano es el menos natural en su comportamiento. En cómo se viste o calza, en cómo trabaja, en cómo come y en cómo se relaciona con los demás de su género. Se pone metas absurdas que le hacen desgraciado porque cuando las logra sólo le queda frustración. Cuantas más abarcadoras son, más frustración y sentido de inutilidad resultante a causa del desgaste físico y emocional pues la mayoría de las veces ya es demasiado tarde para rectificar, ya no se puede desandar el camino. Percibo una causa ancestral que vez tras vez lleva a los humanos por senderos en los que acaban siendo desgraciados. Por supuesto que el orgullo que nos acompaña nos impide en ocasiones reconocer los errores cometidos, tanto es así que algunas veces se toman cómo éxitos, auténticos fracasos. Esto forma parte de un falso instinto de defensa, de un deseo voraz de supervivencia. ¿Cómo si no se justificarían los criminales?
Bien conocido y de dominio público es la defensa que muchos artistas han hecho y hacen de ciertas drogas, como cierto es que muchas producciones musicales, literarias o pictóricas se realizaron bajo los efectos de estupefacientes. El deterioro físico y mental que reporta el consumo de drogas sería suficiente para reconocer que nos equivocamos con eso, sin embargo la tendencia es a rechazar concluyentes pruebas médicas y científicas porque creen que eso coarta la libertad.
Así, el orgullo es la causa primera y dominante en muchos, por encima de la inteligencia.
Cuando luego llegan las consecuencias, (el efecto) se intentan las justificaciones o se culpa a otros en particular, y a la sociedad en general. Se clama por soluciones de las consecuencias de esos actos en el ejercicio de la libertad a las instituciones, demostrando así que necesitamos un padre, el Estado, que venga a salvarnos. El consumo de drogas por placer es muy antiguo en todas las etapas de la historia pero relativamente reciente en las masas, como bien de consumo, aunque la relación más antigua que se conoce es la de las drogas con la brujería, el espiritismo y los ritos paganos.
Hay causas poderosas detrás de inventar y fomentar cosas perjudiciales para el ser humano, si, hay gran negocio envuelto.
Tantos siglos de historia y andamos a oscuras, a base de especulaciones, con más opiniones que proyectos, con más fantasía que realidades, colonizados por la idea falsa de que es salvable un mundo que permite el hambre, la guerra, la avaricia extrema y la corrupción generalizada.
Creo en el hombre, en el hombre que reconoce sus limitaciones, y por lo tanto, es humilde y acepta la superioridad divina.

REFLEXIONES 2002

lunes

POETAS Y SENSIBILIDAD


No tengo sentido de transcendencia respecto a mi sentir poético, creo que nació conmigo, es como alguien de mi familia. Como mis ojos y mi pelo.
Nunca me conformé con ver la cara única de las cosas, quise saber de la cara oculta de la luna, del canto y el reverso de una moneda, del más allá de una montaña, del tejemaneje detrás de un escenario, de los aliños de un guiso, de lo que se fabrica en el corazón de una rosa y, por encima de todo, quise saber sobre el origen de la vida y conocer al ingeniero jefe de tantos diseños que abundan en todo lo que nos rodea, saber también qué hay detrás de la risa o el dolor de los seres humanos.

Algunas veces he oído decir a escritores de renombre que ellos no escriben poesía porque es algo muy serio a lo que no se atreven, seguramente que quieren hacerlo de una forma académicamente perfecta y no se sienten preparados para ello.

¿Qué hacemos pues tanta gente escribiendo versos sin pié, metro, rima o reglas. Creo que el poeta nace con una alarma instalada que activa con frecuencia su sensibilidad en su deambular por la vida. Él o ella, caminan por una calle en la que el asfalto y el cemento cerraron todo resquicio a la tierra pero, hete aquí que, por una imperceptible rendija ha brotado una hierba creciendo lo suficiente como para que luzca una diminuta flor en el extremo de su tallo, con cinco pétalos de color fucsia y rayas negras a la que una despistada mariposa urbana de color amarillo viene a polinizar sin ella saberlo. Sólo el amante de la belleza espontánea se apercibe de ello.

O puede ser que, en unos grandes almacenes atiborrados de gente con los ojos desorbitados mirando todo, dominados por frenético afán consumista, un niño tire, sin darse cuenta, unos paquetes de una estantería y mire entonces aterrado alrededor para asegurarse de que no le ha visto nadie. Que intente ponerlos en su sitio a toda prisa con poco éxito.

Sólo al poeta sensible se le dispara la alerta y ve que el niño necesita encomio por ese deseo de corregir lo que considera una maldad. Puede leer el temor en sus ojos y le consuela diciendo; " muy bien, lo has hecho muy bien”. Una extraña corriente de alegría les conecta invisible, perceptible a través de una leve sonrisa cómplice. ¡Qué belleza puede reflejar entonces el rostro de ese niño!

Puede que algunos digan que esto son... si, eso que no me atrevo a decir. No obstante, se necesita muy poco para ello en este mundo en que te venden hasta el amor a un buen precio. Disfrutar de belleza genuina es gratis y está por todas partes. En el poeta tiene que ser primordial la sensibilidad, poder ver la expresión facial de los que hablan, su cálido palpitar por la emoción. Tampoco puede ser todo emoción en la vida, se precisan los sólidos pilares de la razón para no ser inestables o acabar neuróticos y deprimidos.

¡Es difícil detenerse en lo mucho que hay feo y doloroso cuando hemos gustado de lo bello!