En un ejercicio puro de libertad, la belleza me sorprende a diario, es ella la que me encuentra saeteando mi sentir. Va, viene y me toca, sin antecedente alguno que la condicione y sin inductor que la predetermine. Entonces es cuando me encuentro en el entorpecimiento de explicarla, en la angustia de vomitar su efecto en forma de ternura, de verso, de pensamiento.
Tú puedes disfrutar gratis de la belleza para que te conmueva, puedes pagar caro por ella para que te emocione pero en realidad sólo necesitas estar receptivo a su guiño provocador.
La belleza es una de las más frecuentes inclinaciones del ser humano y ante ella sucumbe a veces aunque no sea fácil por las preocupaciones diarias.
No hablo del canon de la belleza femenina, ni masculina, ni de recetas para lograr alcanzarlo, sino de esa otra que nos envuelve y atrapa en cualquier sitio con imágenes, con palabras, con sonidos armónicos, con abrazos.
Tú puedes disfrutar gratis de la belleza para que te conmueva, puedes pagar caro por ella para que te emocione pero en realidad sólo necesitas estar receptivo a su guiño provocador.
La belleza es una de las más frecuentes inclinaciones del ser humano y ante ella sucumbe a veces aunque no sea fácil por las preocupaciones diarias.
No hablo del canon de la belleza femenina, ni masculina, ni de recetas para lograr alcanzarlo, sino de esa otra que nos envuelve y atrapa en cualquier sitio con imágenes, con palabras, con sonidos armónicos, con abrazos.
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