lunes

SI ESTÁ LLENA LA LUNA














¡Ay, niño!
La luna blanca,
cuantos misterios encierra,
de cuantos besos testigo
en noches de primavera.
Tu y yo fuimos peregrinos
antes de alcanzar la meta,
ella vigiló tus sueños
hasta que el día amaneciera.

Cada veintiocho soles
como una madre me espera
para sentarse conmigo
en aquel banco de piedra,
para descender al lago
donde se refleja trémula,
o pasear juntas el bosque
donde al escondite juega,
cuando hasta la mar se baja
a peinar a las sirenas
y a contar las caracolas
que reposan en la arena.

¡Ay! Luna, balón lejano
que nadie puede tocar,
de melancolías espejo
a solitarios su igual.

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